Tony Moreno (Eskorzo): “Habría que bailar todos los días porque sí”

-Un mero dato para comenzar: si no me equivoco, vuestro anterior concierto previsto en la isla, también en Es Gremi, se canceló por la pandemia. Pues yo era el DJ programado para la postfiesta.
-¡Puede ser que fuera aquel! ¡Queda pendiente!

-“Este disco es un repaso a todos los tipos de amor y gira alrededor del corazón. Es un viaje vital donde el amor lo impregna todo: lo que construye, lo que destruye y lo que nos mantiene vivos”. Pues una cuestión sencilla: como nadie nace enseñado y todo hay que aprenderlo, esforzarse y exigirse largamente, quiero preguntarte si crees que ya has aprendido a amar.
-Pues qué buena pregunta… [piensa]. La cuestión es que lo primero que habría que aprender es a amarse a uno mismo. La base de la autoestima, del amor propio, es fundamental para el amor ajeno. Por ejemplo frente al amor platónico, ciego, incondicional, que existe pero no creo en ello.

-«Historias de amor y otras mierdas», historias de bailar e historias de pensar. ¿Es también correcta la interpretación? Bailar y conectar, en vez de bailar y desconectar.
-En eso consiste. Y porque bailar no es algo superficial, sino parte del mensaje. Bailar es terapia. Hay gente que no se atreve, y habría que bailar todos los días, porque sí, lo hagas bien o no. Todo se aprende. ¡Hay gente muy arrítmica! [ríe]. La cultura del baile en general puede ser más seria, pero bailar surge de la vida social, de la calle. Bailar une.

-Mestizaje cardiaco: ska, swing, rocksteady, jazz, música balcánica, groove andaluz, reggae, afrobeat, punk, cumbia fronteriza, son, vallenato, bolero, bullerengue, rock, pop, psicodelia… Vaya recorrido soberbio, ¡viva el apropiacionismo cultural!
-Toda esa mezcla… La música está ahí para eso. Si no, sería como decir “solo voy a pintar con tres colores”. Los géneros vistos como puros vienen precisamente de la mezcla, como el flamenco. Y eso que antes no se grababan, todo era transmisión oral. Desde el hueso y el palo hasta las palmas.

-También me hace plantearme: ¿te gustan las primeras músicas de Eskorzo, o te saben a poco?
-Es lo que había. Y lo más importante, es que lo que somos ahora viene de aquella época. Éramos muy jóvenes pero había chispa. Aquellas primeras influencias, cuando como te decía, no había redes sociales. Y de repente, descubres a Fela Kuti. ¡¡Buf!! ¿El pasado? Somos consecuencia de esos primeros discos.

-A menudo se invierten las características, se adjudican por defecto. Quiero decir, si de joven no tenías prejuicios musicales, ahora menos que nunca. De hecho, a lo largo de los años tienes que haber derribado fronteras mentales.
-Exacto, de hecho más que desprejuiciados, éramos inconscientes. Y al principio sí teníamos ciertas fronteras mucho más definidas. ¿Juntar salsa y rock? ¿Afrobeat y electrónica? ¿Y mezclarlo todo con flamenco?

-¿Siguen vigentes los planes anunciados para 2026? La reinterpretación de «La pena» junto a La Bersuit Vergarabat, publicada en octubre, sería el primer adelanto del doble álbum colaborativo con el que celebrar vuestro treinta aniversario. Contaría con El Jose, Chambao, Coque Malla, Amparanoia, Albert Plá, Noni (Lori Meyers), Aitor Velázquez (Hora Zulú), El Canijo de Jerez, Tomasito, Macaco o Muerdo, entre otras figuras, además de una reedición especial en vinilo del décimo aniversario de su álbum «Camino de fuego». ¡Y ya cerrando la gira del próximo trabajo!
-[ríe] Hay muchas cosas. No se cumplen treinta años de carrera musical todos los días. La mayoría de grupos que había cuando empezamos ya se han separado.

-Lo has declarado: “Llevo más tiempo tocando música que sin tocar”. ¿Cuántos años hace que no te levantas y te dices: “Hoy no tengo nada que hacer”?
-¡Jajajaja! De vez en cuando procuro decirme “hoy no quiero hacer nada”, que no es lo mismo. Tengo una hija de trece años, una sala [la mitiquísima Planta Baja en Granada], una familia… Tengo la suerte de que la música es vocacional. Y soy consciente de que también peligrosa.

-Con tanto años de carrera, con las sentencias que se pueden leer por todas partes, “Eskorzo: el mejor representante del rock de mestizaje en toda España”, los mejores, los mejores; ¿alguna vez te has descubierto a ti mismo desconectado de la realidad? ¿Alguna vez gente cercana te ha dicho “Tony, baja a la Tierra”?
-Afortunadamente no, pero porque en la banda lo hemos hablado mucho. Los músicos no somos gente especial. Sí me lo puedo creer cuando estoy componiendo, o cuando salgo al escenario, pero porque quiero crearme ese personaje. Subo el vacilón, me vengo arriba, pero porque sé que me funciona. Me creo artista, me invento un alter ego. Es mejor ser un personaje al 99%, y en cuanto te bajas del escenario, se queda ahí. De lo que sí me siento afortunado es de llevar treinta años viajando por el mundo y por la música. Mejor eso que trabajar alquitranando carreteras.

-Con todo lo que habéis mejunjado y con todo lo que habéis creado, spoiler: ¿hay algo absolutamente nuevo en el próximo disco?
-Estrictamente no porque son versiones.

-Claro, pero elucubraba con que al ser precisamente versiones y con tantas colabos, a ver si os habéis ido más lejos que nunca.
-¡Eso sí! Al tener cada canción una colaboración diferente, cada cual se la ha llevado donde ha querido. Todas han acabado en un territorio muy personal. Cada una es casi la antítesis de la original.

-¿Entonces algo novedoso por parte de la banda no hay? ¿Ni siquiera Beethoven? Porque me encantó aquella declaración tuya: “La música no habría evolucionado de no ser por la mezcla y seguiríamos escuchando a Beethoven”.
-[ríe] Es que es así, ahí seguiríamos. El nuevo disco son versiones digamos más intimistas, con menos rollo de baile. Aunque nuestra canción más tranquila tiene más energía que la mayoría. Son temas a fuego suave.

-“David Bowie era multimillonario, pero no te enseñaba el peluco todo el rato”. No tengo una pregunta concreta al respecto, pero es que me encantó la frase.
-[ríe] Ese señor era un referente en muchos sentidos.

-Te referías a las generaciones jóvenes: poder adquisitivo, coches, relojes caros, y cómo eso pesaba en su música.
-Es que pasa mucho. Se repiten unos patrones. Hay poca melodía, armónicamente es muy pobre, no pasan de dos o tres acordes, y esas letras…

-También te digo, el 90% de la música de toda la historia habla de follar.
-Cierto. El amor y follar lo mueven todo. Han formado parte de la música desde siempre. Aún así, los jóvenes tendrían que leer más.

-Me intriga mucho cómo planteáis los directos a día de hoy, tras treinta años. Cómo se engrasa la máquina perfecta de prender hogueras que es Eskorzo: ¿setlist cerrado, o gran cuota de improvisación tanto musical como de puesta en escena?
-Solemos ir con setlist cerrado, aunque depende de si por ejemplo tocamos en un festival, que los conciertos suelen ser más cortos. Lo que se mueve es dónde hacemos que la fiesta explote. Y al cabo de un tiempo siempre cambiamos cosas. Al cabo a lo mejor de un año recuperas algunas canciones que te apetece tocar. Musicalmente si improvisamos, aunque no tanto como hacía en Tabletom.

-“El rock and roll es un buen formol, la clave está en disfrutar, en ser feliz y el escenario es la fuente de la juventud”. “Mientras el cuerpo aguante, ahí seguiremos”. “La canción más tranqui que tenemos, es la más cañera de muchas bandas”. De energía veo que bien pero, ¿y las musas? ¿De dónde te vienen a día de hoy las musas? Porque es imposible que te inspire una canción lo mismo que hace treinta, veinte o quince años.
-Ya lo decía Picasso: que la inspiración te pille trabajando. Te puede pasar por la calle, pero suele surgir más de la disciplina. Me levanto por la mañana, me tomo un café, me subo al estudio, y me pongo a tocar. Así sin más. A partir de ahí, cada cual con su método. Al mediodía puedo tomarme un buen vino y fumarme un cigarrito de la risa. La inspiración consiste en no correr, hay que procurar tener horas para componer.

-¿La noche te sigue inspirando, o has llegado a ese punto en que te parece un caudal agotado?
-De noche surgen muchas cosas, muchas inspiraciones: una frase, una melodía… No te digo que no vuelva a ser el chófer de Drácula, pero me gusta pasarme todo el día liao con la música más que salir de noche a buscarla.

-En los últimos tiempos siempre lo planteo: ¿qué es ser independiente o underground hoy día? ¿Lo sois?
-Somos dueños de todo lo que hacemos y generamos. Nos involucramos totalmente en todo el proceso. Me llama la atención que antes podías ser mainstream y funcionar de manera independiente. Lo fundamentales que sigas teniendo arte, que persigas la chispa. Creando tus canciones de manera independiente aún estando dentro de la industria.

-Panxo de ZOO: “Ni somos realmente independientes [de según que herramientas o plataformas; casi nadie lo es] ni queremos serlo, pero sí defendemos la autogestión”. Leia Rodríguez, de Mourn: “Ser independiente hoy es estar al margen de la viralidad”.
-Tal cual. Antes hacías tu promo, tus entrevistas, ahora tienes que estar conectado todo el día. O no. Depende de si quieres ser dependiente digital. Confundimos triunfo con viralidad.

-Al gran contador que eres, ¿no le atrae la narración de trescientas páginas?
-Me lo he propuesto. También es que la música me absorbe mucho, y la literatura tiene un proceso mucho más lento. No me importaría, pero no sé si sirvo.

-Y para acabar, a los creadores de vastos mundos e incontables canciones, también les pregunto siempre si tienen alguna, algo, que naciera en Mallorca.
-Uy, pues no lo sé… Posiblemente, porque las canciones surgen de lo que has vivido. El algoritmo de tu cerebro junta cosas que a veces no recuerdas de dónde las has sacado. Todos los lugares pueden acabar en una canción.

-¿El mar?
-El mar seguro.